sábado, 18 de abril de 2009

¿Y tú en que crees?

Esta sociedad se está yendo al caño. La “inmediatez” en la que estamos inmersos nos ha ido robando esos pedacitos de algo que no podemos definir pero que nos hacen sentir bien. Algunos lo llaman esperanza, yo, prefiero otra palabra.

Por naturaleza, las personas tienen una necesidad nata de creer, sin importar en que, llegando incluso a fabricar mártires. Nosotros, sociedad mexicana después de años de descorazonamientos mexicas, conquistas gachupinas, emperadores impuestos, revoluciones barbáricas, expropiaciones dictatoriales y un sinfín de crisis sexenales… lo logramos, obtuvimos en que creer. Cada quien escogió lo suyo y es el secreto mejor guardado, todos sabemos que alguien tiene el suyo pero disimulamos apariencias.

Adoptamos íconos que llenan nuestros vacíos y que ahora vemos como diariamente se pudren poco a poco nuestros escaparates. Primero cayó el clero, pues sentirse culpable ya no llena y la pedofilia es cosa seria, después el mundialmente famoso e incorruptible IFE, gracias las hordas perredistas y a su caricaturizado líder y por último, lo que me ha dejado con un vacío comparable a una eyaculación interrumpida, los concursos de las papitas.

De niño, fantasee a más no poder con ir a la tienda, comprar una cháchara y ganarme un auto, un viaje o una bicicleta por lo menos. Aún, hasta mi biológica madurez, compraba la botana para la fiesta, pero las que tienen tira, tal vez me saque algo, nunca y menos ahora que se la verdad.

La tragedia comenzó un día que visite la casa de una “amiga” y vi una foto de ella con la torre Eiffel como fondo. ¿Fuiste a París? pregunté con inocencia, ella sólo asintió con la cabeza, después de hacer lo nuestro y por evitar un silencio incómodo post facto, pedí detalles de su viaje.

-Me lo gané en un concurso de papitas, bueno no yo, mi hermana…

-Que buena suerte, yo nunca me gané nada. –Repliqué con envidia.

-Pues, no fue tanto de suerte, estaba arreglado, el distribuidor estaba enamorado de mi hermana, nosotros teníamos una tienda y pues… nos dijo “tal día a tal hora va a estar la bolsa premiada”, así fuimos y nos “ganamos” el viaje…

-Crack-

Uno de los endebles íconos llenando mi alma colapsaba, años desperdiciados, monedas malgastadas, obesidad tipo 2…¡¿por nada?! Los odio, te odio marketing, te odio sociedad consumista, me engañaste, peor aún, te llevaste algo en lo que creía.